La Virgen era la Inocencia. ¿Te das cuenta de lo que somos nosotros los humanos, gracias a ella? Naturalmente, ella detesta el pecado, del cual no tiene ninguna experiencia. La mirada de la Virgen es la sola mirada verdaderamente infantil que no se detiene sobre nuestra vergüenza y nuestra desdicha. Si, para rezarle bien hay que sentir sobre uno esa mirada que no es la de la indulgencia - porque la indulgencia va acompañada de cierta amargura - sino la de la compasión, de la sorpresa dolorosa, de la que no sabemos todavía qué inconcebible, inexpresable sentimiento la hace más joven que la humanidad de donde viene, que siendo Madre por la gracia, es la hermana menor del género humano.