Los bordados de la túnica de la Virgen de Guadalupe también han sido estudiados y ellos contienen signos que nos remiten al nombre de la colina de las apariciones y al misterio de Cristo en el lenguaje simbólico de los antiguos aztecas y la posición de las estrellas sobre el manto corresponden a una proyección (y no a una representación: imagen de espejo) de la posición exacta de las constelaciones de aquella maña del 12 de diciembre de 1531. Ese lenguaje simbólico tocó a los indígenas quienes respondieron masivamente al mensaje de María: 9 millones de bautizos fueron solicitados en los 7 años siguientes, a diferencia de solo algunas decenas de miles de los años anteriores.