El 18 de febrero, la Señora se dirige a Bernardita: « ¿Quieres hacerme el favor de venir aquí durante quince días? Radiante de alegría, la pequeña acepta y la Señora en seguida le dice: «No os prometo la felicidad en este mundo sino en el otro.» El 21, Bernardita debe cruzar por en medio de una multitud para llegar a la gruta. La Señora ve a lo lejos con mirada triste, y se dirige a Bernardita: «Rogad a Dios por los pecadores» El 24, Bernardita en lágrimas, le repite a la multitud las recomendaciones de la Señora, que ella resume en una sola palabra: « ¡Penitencia! ¡Penitencia! ¡Penitencia!» El 25, Bernardita avanza de rodillas hasta el centro de la gruta donde se encuentra ya la Señora. « Ve a beber a la fuente y lávate ahí », le dice. Bernardita escarba con sus manos, de la profundidad de la roca ha brotado una fuente. La niña toma el primer sorbo de agua, y se lava el rostro. La fuente se convertirá pronto en una fuente inagotable, instrumento divino de numerosas e inexplicables curaciones.