11 de febrero - Francia. Nuestra Señora de Lourdes

Las apariciones de María en Lourdes (I)

El 11 de febrero de 1858, hace frío en la pieza donde se ha refugiado la familia Soubirous con sus nueve niños. Bernardita va con unas amigas a buscar leña seca a la gruta de Massabielle, a orillas del Gave, torrente de los Pirineos. De repente ve en el hueco de una roca a una Señora extraordinariamente bella. Físicamente es como nosotros pero se diferencia por su inexpresable belleza. Es de estatura media y parece muy joven. El óvalo de su rostro tiene tal gracia celestial y los ojos azules una suavidad que puede derretirle el corazón a quien la vea. Sus labios despiden inmensa bondad y dulzura divina. Sobrecogida de un estremecimiento sobrenatural pero llena de alegría, Bernardita no se atreve a acercarse, luego con Ella rezará el rosario. La aparición termina: Bernardita sale de su éxtasis y se da prisa para unirse a sus compañeras, pero se le escapa el secreto que ella hubiera querido guardar para ella sola. Al enterarse de ello la señora Soubirous piensa que su hija sufre de una ilusión y le prohíbe que vuelva a la roca de Massabielle; pero el domingo siguiente influenciada por las amigas de Bernardita ella también va. Cuando llegan a la gruta, la niña les anuncia: «!Ahí está!» Se acerca a la Señora y le echa agua bendita, diciéndole: «Si usted viene de parte de Dios, quédese, si no váyase.» « La Señora se puso a reír, cuenta después Bernardita, « cuanto más agua le echaba, más sonreía.»

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