En 1636, la Santa Virgen le pide a la Madre Ana María de Jesús Crucificado, religiosa con los estigmas, a quien el Cardenal Richelieu tenía en gran estima, que Francia se consagrara a Ella. El año siguiente, el Rey Luis XIII, «en la intimidad de su corazón», consagra su persona y reino a María y con la reina Ana de Austria, multiplica las oraciones y las peregrinaciones para obtener el heredero esperado después de 22 años. La Madre de Dios responde apareciéndosele a un religioso de la Basílica de N.S. de las Victorias, recientemente fundada por el Rey. Ella solicita tres novenas en N.S. de Cotignac en la Provenza, en N.S. de París y en N.S. de las Victorias. El carácter sobrenatural de los hechos es rápidamente reconocido y la reina es prevenida. El religioso, el Hermano Fiacre, termina las tres novenas el 05 de diciembre y nueve meses más tarde nace Luis XIV quien recibirá el nombre de bautismo de «Louis Dieudonné», Luis dado por Dios. Desde el momento en que la reina está segura de su embarazo, sin esperar el nacimiento para saber si el niño sería varón o mujer, Luis XIII publica el 10 de febrero de 1638 el edicto oficial que consagra solemnemente Francia a la Virgen María.