Según testimonio del Bienaventurado Alan de la Roche, la Santa Madre de Dios se le aparece en 1214 a Santo Domingo, después de observar tres días con sus noches de oración y penitencia en un bosque cerca de Toulouse, y le dice: - « ¿Sabes de qué se sirvió la Santa Trinidad para reformar el mundo? » - « Señora mía, Tú lo sabes mejor que yo, respondió Domingo, ya que después de tu Hijo Jesucristo, Tú has sido el principal instrumento de nuestra salvación » - « Debes saber, entonces, le dice María, que el arma ha sido el salterio angélico, fundamento del Nuevo Testamento. Por eso, si quieres ganar para Dios esos corazones endurecidos, recomienda rezar mi salterio ». Así nació el santo Rosario de María, que Santo Domingo puso en marcha muy temprano contra la herejía de los albigenses. Blanca de Castilla se une inmediatamente a esta nueva devoción, a la cual atribuye el nacimiento de su hijo: San Luis.