Llamo a los discípulos del Dios vivo, el único y verdadero Salvador de la humanidad, llamo a mis verdaderos devotos, a aquellos que se han entregado a mí para que yo les conduzca a Él, llamo a los Apóstoles de los últimos tiempos, a los fieles discípulos de Jesucristo, que han vivido el menosprecio del mundo y de ellos mismos, en la pobreza y en la humildad, en el abandono y el silencio, en la oración y la mortificación, en la castidad y la unión con Dios, en el sufrimiento y el aislamiento. ¡Es tiempo que salgan y que vengan a esclarecer la tierra! Id y mostraos como mis hijos queridos, yo estoy con vosotros y vosotros estáis en mí. Que vuestra fe sea la luz que os aclare en estos días de desventura. Que vuestro celo os vuelva hambrientos de la gloria y el amor de Jesús. Combatid, hijos de la luz, vosotros, el pequeño grupo que la ve, pues ha llegado el momento, el final de los tiempos. Tomado de la última versión del secreto de La Salette redactado por Mélanie el 21de noviembre de 1878 y transcrito en el libro “Découverte du Secret de La Salette” del Abad Laurentin y del P. Corteville - Francia, Fayard 2002