-Haría falta que Dios nos haga grandes milagros para hacernos creer todo lo que se dice de las apariciones de la Santa Virgen y otras cosas, ya que hay muchos incrédulos, yo el primero. - Ay, amigo, yo siempre he oído decir que Dios no hacía milagros y muy raras veces, Él quiere poner a prueba a su pueblo ante a la fe y su confianza en Él. Ya comenzaba a cansarme y giraba la cabeza. Entonces, la vi de pie frente a mí y muy cambiada, pues antes tenía un vestido azul y un gorro blanco muy sencillo, no se le podía reconocer. Ahora llevaba un vestido blanco bellísimo y una corona muy brillante sobre la cabeza. Estaba tan bella que el temor se apoderó de mí, quise levantarme pero no pude ponerme de pie. Me volví a sentar. Al instante leí sobre su corona: «Yo soy la Reina del Cielo y de la Tierra.»