El cantor de la Virgen María

Romanos le Mélode, festejado el 1 de octubre en las Iglesias ortodoxas, se retira en la iglesia de la Santísima Madre de dios “En Tois Kyru” donde recibe de la Virgen el carisma de componer himnos divinos (Kontakia). La noche de Navidad, la Virgen María se le apareció, le entregó un fragmento de papiro y le dijo que se lo comiera (cf. Ez.,3, 1; Apoc., 10,9). El obedeció, y una vez despierto subió al púlpito y comenzó a cantar: «La Virgen trajo al mundo un ser sobrenatural, y la tierra le ofrece una gruta al Inaccesible. Los ángeles con los pastores cantan su gloria, los magos siguen la estrella y encuentran su camino: pues por nosotros nació ese pequeño niño, el Dios desde el principio de los siglos». Después de esta improvisación para la fiesta de Navidad, él compuso, para las otras fiestas del Señor y de los santos, innumerables Kontakia. Los autógrafos de varios de ellos se conservan en la Iglesia “En Tois Kyru”, donde Romanos fue enterrado. Antes de esa aparición milagrosa, Romanos tenía una voz pálida y ningún talento de compositor. Su voz se volvería de oro y sus palabras de miel. Él es el autor del primer Himno Acatista.