Y María fue encargada de tejer el púrpura y el escarlata. En el Apocalipsis de Baruch, texto que data de finales del siglo primero, se confirma la existencia de las vírgenes que permanecían en el Templo para tejer el santo velo: «Y ustedes las vírgenes que tejéis el biso y la seda, el oro de Ofir, daos prisa, tomadlo todo y lanzadlo al fuego, que él lo devuelva a su Autor y que las llamas lo conduzcan a su Creador, para evitar que los enemigos se lo apoderen.» Y más adelante: « En el Templo, el Sumo Sacerdote dice, hablando de las vírgenes y del velo: "Sorteadlo, para saber quién tejerá el oro, el lino, la seda, el púrpura violeta, el escarlata y la verdadera púrpura." "Y a María le fue asignado tejer el púrpura y el escarlata" señala haciendo eco al texto apócrifo del Proto-evangelio de Santiago. La mirada de fe cristiana puede reconocer en ese tejido el púrpura escarlata, representado en ciertos iconos de la Anunciación, la carne del Hijo de Dios que la Virgen tejerá en su seno.