20 de noviembre - USA. El Cardenal Spellman consagra el santuario nacional de la Inmaculada Concepción en Washington (1959)

Un arreglo con María Auxiliadora (II)

Pero Padre, no se trata de eso, sino de mi salud. - ¿Cómo curarse? Le he dicho cómo lograrlo y usted lo rechaza. - ¡Y por tres mil francos! - ¡No insisto más! - Pero, Padre, ayúdeme a reducir mi pena y le aseguro que a fines de año no me olvidaré de usted. - ¿A final de año? No ha comprendido que los necesito esta tarde misma! - ¿Esta tarde? ¿Cree usted que uno tiene tres mil francos a la mano? Se necesita ir al Banco. - ¿Y por qué no ir hoy? - ¿Está bromeando? Si hace tres años que no me muevo de esta cama? - ¡Para Dios y María Auxiliadora nada es imposible! Entonces, Don Bosco reúne en la habitación a unas treinta personas y las hace rezar con él una oración al Santísimo Sacramento y a N.S. María Auxiliadora. Terminada la oración pide que le traigan sus vestidos al enfermo. Pero el enfermo no tiene, pues hace tres años que no se viste. - Que me compren algo pronto, manda con impaciencia el enfermo, haced lo que diga el Padre. En ese momento llega el médico que quiere oponerse a lo que él califica de una solemne locura. Pero llega la ropa y el enfermo una vez vestido se pasea a grandes pasos por la habitación, ante la estupefacción de los presentes. Luego, muy gallardo baja las escaleras sin aceptar ayuda de nadie y se encamina al Banco. Minutos después le entregaba los tres mil francos a Don Bosco. "Estoy completamente curado, no dejaba de repetir. -Usted saca sus escudos del banco, le dijo Don Bosco y Nuestra Señora le saca de la cama.

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