El 10 noviembre de 1821, nace en Hamburgo Herman COHEN de padres israelitas. Su juventud estuvo llena de las generosidades de la fortuna y del amor de una madre consagrada a un hijo pleno de promesas. En efecto, muy pronto Herman revela talentos de músico y de pianista verdaderamente notables. A la edad de doce años su madre lo lleva a París, donde pasa a ser alumno de Liszt. Pero embriagado por el éxito y por la adulación de quienes le rodeaban, cae en los peores desarreglos del alma y del corazón. Hasta en 1847, Herman Cohen, músico perdido por la fama, será un pecador que la pasión del juego degrada cada día. Pero, en el mes de mayo de ese mismo año, el joven israelita para hacerle un favor a un amigo, entra en la iglesia de Santa Valeria, con el objeto de dirigir el coro durante la celebración del Santo Sacramento. En el momento de la Bendición, una fuerza desconocida lo obliga a doblegarse. El hecho se repite, entonces, le vino de súbito la idea de convertirse al cristianismo. Algunos meses más tarde, con motivo de un viaje a Ems, en Alemania, habiendo vencido el temor del qué dirán, decide asistir a una Misa, y en el momento de la Elevación la gracia divina lo invade. Fue el 28 de agosto de ese año será bautizado, en la festividad de San Agustín y para la Natividad de la Santa Virgen, el 08 de septiembre de 1847 recibe la Santa Comunión por primera vez.