¿Quién habla así? Es una virgen santa, sobria y devota. ¿Seríais castos y más devotos que ella? O bien, pensáis que vuestra pureza es más agradable a Dios que la castidad de María, para creer que se puede complacer a Dios a través de ella sin ser humilde, cuando María no pudo serlo más, toda pura como lo fue. Además, cuanto más se eleve uno por el don singular de la castidad, tanto más se hace daño ensuciándola al mezclarla con el orgullo. Después de todo, más vale no haber conservado la virginidad que ser virgen y enorgullecerse. Ciertamente no le es dado a todo el mundo ser virgen, pero lo es todavía para menos personas, ser vírgenes y humildes al mismo tiempo. Si no os sentís capaces de imitar a la Santa Virgen en su castidad, imitadla al menos en su humildad.