¿Cómo juzgar la objetividad de una visión de la que sólo el “vidente” es testigo? En el caso de los videntes de Medjugorie se ha podido hacer mucho gracias a los electroencefalogramas (EEG) y a los electro-oculogramas realizados en 1984 por equipos franceses (Prof; Joyeux) e italianos (Arpa). Los EEG medidos por medio de electrodos identifican las corrientes producidas por el sistema nervioso. En estado de vigilia, se distinguen dos tipos de frecuencias: la frecuencia Beta, de muy baja amplitud, que ocupa las zonas frontales y medias de los dos hemisferios cerebrales, durante la reflexión, el cálculo, la actividad; y la frecuencia Alfa, de mayor amplitud, con un aspecto a menudo recogido en las zonas posteriores: aparece ante todo con los ojos cerrados, durante el reposo, incluso en relajación o en meditación, desaparece o se atenúa con los ojos abiertos, en estado de atención, especialmente visual y con el esfuerzo mental. Las frecuencias del sueño son totalmente reconocibles, igual que los aspectos patológicos (síndrome de confusión, epilepsia, lesión cerebral, encefalitis, estados de coma). Pero en Medjugorie, los EEG que se le hicieron a María, Ivanka e Iván revelan un hecho particular, no patológico. Los jóvenes registran especialmente la frecuencia Alfa durante el éxtasis con extensión en las zonas anteriores frontales, mientras guardan los ojos abiertos, su atención parece una profunda meditación a la que entran y salen súbitamente. Su capacidad mental, aunque despierta - “relajada” - no parece disponible a la percepción corriente de lo que ocurre en su entorno durante el éxtasis.