En el año 47 de nuestra era, según Ernst, Gamba y Sausseret, o en el 70 según Hierzenberger, una mujer llamada Vila, originaria de Ravessium, que padecía de unas fiebres muy fuertes fue llevada al monte Anís. Ahí la tendieron sobre un dolmen reputado como un lugar de milagros y conocida como « piedra de las fiebres ». Cuando la mujer se durmió, la Virgen se le apareció en sueños y le pidió que visitara al Obispo del lugar para que construyera una iglesia. Un signo le sería dado al obispo: la curación de Vila. Al despertarse la mujer sintiéndose curada, fue a buscar al obispo. El prelado se puso en camino hacia el monte Anís (era un 11 de julio), acompañado de su clero. El lugar preciso donde la Virgen había aparecido estaba cubierto de nieve; un ciervo trazó con sus cuernos el espacio del futuro edificio, que el obispo hizo cercar. Tal fue según la tradición local, el origen del santuario de Puy-en-Velay, que será el primer santuario a la Madre de Dios en Europa. En el siglo XI, san León IX (1002-1054) lo declara como el « más ilustre de Francia ». La « piedra de las fiebres », mencionada en el relato, fue conservada en la catedral hasta el año mil, y después fue puesta en lo alto de la escalera de 134 escalones.