«El ángel Gabriel fue enviado por Dios.» Su nombre no está desvinculado del mensaje que le ha sido confiado. ¿A qué ángel le correspondería mejor anunciar la venida de Cristo que es virtud de Dios, sino a quien tiene el honor de llamarse fuerza de Dios? Pues, ¿qué es la fuerza si no la virtud? (…) Si se llama fuerza de Dios es porque tiene por oficio anunciar la venida de esta fuerza, o porque él debía reconfortar a una virgen naturalmente tímida, simple y púdica, a quien la noticia del milagro que debía realizarse en ella la iba a perturbar. Así le dice: « No temas María, pues has encontrado gracia ante los ojos de Dios.» Se puede creer incluso que debió darle fuerzas y valor al novio de esta virgen, hombre de consciencia humilde y temeroso, aunque nuestro evangelista no lo diga. El va a decirle: « José, hijo de David, no temas tomar a María por esposa.» Es, entonces, una elección hecha plenamente a propósito la que designa a Gabriel para la misión que debe cumplir, o es más bien porque tuvo que cumplirla que fue llamado Gabriel.