El historiador Sozomene († después de 450) nos ofrece un antiguo testimonio sobre la Iglesia Anastasia en Constantinopla, en tiempos en que Gregorio de Nizancio era obispo de la ciudad (379-381) : «Esta Iglesia se distinguía de las otras iglesias de la ciudad, y se distingue todavía no solamente por su elegancia y su grandeza sino también por el beneficio continuo de sus apariciones visibles. En efecto, aquí la potencia divina al mostrarse de forma manifiesta tanto en el estado de vigilia como en el del sueño viene con frecuencia en socorro de aquellos que están deprimidos sea por enfermedades o por desdichas inesperadas. Se cree que la potencia divina que se aparece es la Santa Virgen María, la Madre de Dios ».