« Saldrá un vástago del tronco de Jesé » (Is 11,1) En el corazón de la espera, la Virgen recordaba también las promesas que Samuel hiciera a David de parte de Dios: « Cuando se cumplan tus días para ir con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas y consolidaré su reino. El me edificará una Casa y yo afirmaré su trono para siempre.» (1 Cro 17,11-14). Esas promesas fueron luego confirmadas por numerosos profetas, tales como Jeremías: «Mirad que días vienen - oráculo de Yahvé - en que suscitaré a David un Germen Justo: reinará un rey prudente, practicará el derecho y la justicia en la tierra.» (Jr 23, 5); Amos: « En esos días levantaré la cabaña de David y restauraré sus ruinas; la reconstruiré como en los días de antaño » (Am 9, 11); e incluso Isaías: «Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará. Sobre él reposará el Espíritu de Yahvé, espíritu de inteligencia y sabiduría, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor de Yahvé. Ese día la raíz de Jesé se alzará enhiesta como una señal para los pueblos, las naciones la buscarán y su morada será gloriosa » (Is 11,1-10).