La noche del 31 de agosto de 1484, un incendió arrasó la iglesia de Santa María de Alicante, en el sur de España. Pero desde su embarcación varios marinos vieron la estatua de la Virgen elevarse por encima de las llamas y «volar» en dirección a Agres. Al día siguiente, a unos cincuenta kilómetros de Alicante, sobre la sierra de Mariola, Gaspar Thomas, un pastor manco, descubre la estatua colgada de un árbol. Oye una voz que le pide una capilla y constata que su brazo ha sido curado. A raíz de este milagro extraordinario, la pequeña capilla fue ahí mismo construida. Y desde entonces, centenares de peregrinos afluyen al lugar. La imagen de la Virgen de Agres, de estilo gótico, desapareció durante la persecución religiosa de 1936, pero su veneración sigue viva en toda la región.