Las reliquias de San Esteban fueron encontradas y exhumadas con las de Nicodemo, las de Gamaliel y las de su hijo Abibon, bautizado como él por los discípulos del Señor. Fueron recogidas por el Obispo de Jerusalén, que las dio a conocer a los cristianos. Estas fueron solicitadas de todas partes y San Agustín habla en la Ciudad de Dios” de los milagros que acompañaron la peregrinación de las reliquias de San Esteban por toda África del Norte y después por Roma. Y Beit Gemal guarda memoria del paso de la Virgen quien ha debido acompañar a los primeros discípulos durante los funerales de Esteban hasta una casita en lo alto de la colina que la tradición llama todavía; más de 2000 años después, el “reposo de María”.